Historia

Institución educativa de excelencia, establecida en 1947

La Academia de la Danza Mexicana se fundó en 1947 por iniciativa de las coreógrafas Guillermina Bravo y Ana Mérida. En su inicio la Academia de la Danza Mexicana funcionó como compañía de danza y taller coreográfico, y posteriormente se convirtió en un espacio de creación y producción artística que fue fundamental durante la llamada “Época de Oro” de la Danza Moderna Mexicana. Además de tener una fuerte presencia en los escenarios, también desde el origen, la Academia de la Danza Mexicana buscó constituirse como una institución educativa profesional cuyo quehacer académico y artístico se basará en el rescate, revaloración y difusión de las expresiones artísticas mexicanas.

La ADM trabaja bajo una línea que vincula la tradición con las nuevas corrientes artísticas y dancísticas, el conocimiento científico con el arte, los conocimientos y expresiones de las culturas locales, con los parámetros del mundo globalizado. Todo ello con la finalidad de potenciar y desarrollar las capacidades, habilidades y destrezas de los y las futuros/as profesionales de la danza.

Busca ser una institución educativa profesional que promueva la valoración y difusión de diversas expresiones dancísticas, artísticas y culturales, en el ámbito nacional e internacional. Tiene como principios y valores el desarrollo de la creatividad, la sensibilidad, la ética profesional y la solidaridad, así como la inclusión y respeto de las manifestaciones estéticas de otros individuos, sociedades y culturas.

Es por ello que la Academia de la Danza Mexicana se mantiene en una labor permanente de análisis, reflexión, adaptación y renovación de las estrategias didácticas utilizadas para garantizar una educación de calidad que esté abierta a las improntas estéticas, educativas, sociales y culturales del mundo actual.

74 años de enseñanza

La ADM fue concebida por Carlos Chávez -primer director general del INBAL de 1947 a 1952- como un taller de experimentación de la nueva danza mexicana. En esta etapa inicial funcionó como compañía y taller coreográfico; posteriormente se convirtió en un espacio de creación y producción artística fundamental durante la llamada Época de oro de la danza moderna mexicana.

Alumnos en el salón 3, Auditorio de la Academia de la Danza Mexicana. Ca. 1971/1973